Universidad Politécnica de Madrid Universidad Politécnica de Madrid

Escuela Técnica Superior de Ingeniería
Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas

“Los cultivos asociados son una posibilidad real en agricultura de bajos insumos”

La catedrática de la ETSIAAB Inés Mínguez ha coordinado la participación de la UPM en un proyecto europeo para mejorar la gestión agrícola de diferentes especies en una misma plantación.

21-06-2021

La asociación de cultivos consiste en sembrar dos o más especies en un mismo campo. Es una fórmula que incrementa la biodiversidad y puede contribuir a reducir las pérdidas por malas hierbas, plagas y enfermedades, además de aumentar la resiliencia de los cultivos frente a las variaciones ambientales. Cómo mejorar la productividad y la sostenibilidad de este sistema agrícola ha constituido el objeto del proyecto de investigación DIVERSify, que llega a su fin después de cuatro años. La Universidad Politécnica de Madrid (UPM) figura entre los 23 socios del consorcio responsable de su desarrollo. Liderado por el Instituto James Hutton de Reino Unido, ha contado con la financiación del programa europeo Horizonte 2020. Inés Mínguez, catedrática de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB), ha coordinado la participación de la UPM. Sostiene que los cultivos asociados son “una posibilidad real” en agricultura de bajos insumos “que debe seguir explorándose”.

 



Inés Mínguez

 

¿Cuáles son las principales ventajas de mezclar especies en el mismo campo de cultivo?

Los cultivos asociados pueden tener ventajas en determinadas condiciones, condiciones que no se pueden generalizar y, además, esas ventajas pueden no aparecer todos los años. La mezcla implica competencia por luz, agua, nutrientes, por lo que hay que conseguir un compromiso o equilibrio que será diferente en cada sistema agrario. En agricultura de bajos insumos y bajos rendimientos se intenta maximizar las interacciones positivas interespecíficas o una diferenciación para mayor captura de nutrientes. Las ventajas de los cultivos asociados se suelen dar en este contexto. El reto está en la agricultura de mayores insumos: habría que maximizar, en principio, la diferenciación temporal y espacial de los nichos para incrementar rendimientos, y se está evaluando si puede haber una mejora en la estabilidad de esos rendimientos. En el caso de mezclas de cereales y leguminosa de grano en sistemas de bajos insumos y en agricultura ecológica, las ventajas que pueden darse son un incremento en la superficie relativa equivalente, un mejor aprovechamiento de nutrientes del suelo, una disminución de los daños por plagas, enfermedades y un mejor control de malas hierbas. Algunas de estas ventajas también pueden darse en agricultura más intensiva. En años de déficit hídrico terminal o de sequía, estas mezclas pueden derivarse a la producción de forraje de calidad, o bien, si son fincas agroganaderas, el ganado tiene acceso a un buen pasto.


Algunas enfermedades y plagas están desarrollando resistencia a los pesticidas y los fungicidas ¿En qué medida el interés por los cultivos mixtos nace también como respuesta a esta amenaza?

Entre otras cuestiones, nace como respuesta a problemas relacionados con estas resistencias, y como una vía para disminuir el uso de fitosanitarios y de fertilizantes nitrogenados. No nos debemos olvidar de las posibilidades de la mejora genética o de la edición génica tanto para obtener variedades resistentes como para obtener variedades diseñadas para cultivos mixtos.


¿Cómo se deciden las combinaciones de especies más adecuadas?

Las mezclas consideradas en DIVERSify combinan principalmente cereal con leguminosa para grano; también se han considerado otras combinaciones con girasol o con colza, por ejemplo, y nuevas mezclas forrajeras. El cereal compite muy bien a la hora de absorber el nitrógeno del suelo, obligando a la leguminosa a realizar su fijación simbiótica, y cubre el suelo antes, por lo que también ayuda al control de malas hierbas. La duración del ciclo, la fenología [cambios morfológicos y fisiológicos consecuencia de la interacción entre genotipo, ambiente y manejo] de cada especie o variedad, son claves a la hora de ir acotando las mezclas y las proporciones. No partimos de cero dado que se lleva años experimentando junto con los agricultores. Las mezclas que se van acotando son cuatro: trigo o cebada o avena más habas o guisantes); trigo más veza; cebada o trigo más altramuz (aquí el cereal se suele utilizar como cultivo acompañante con muy buenos resultados en el control de malas hierbas); y maíz más girasol más soja. Las proporciones en las mezclas que tienen más éxito no suelen ser las 50:50, sino las que incorporan más leguminosa, por ejemplo, 50:70 o 40:65. Estas proporciones se refieren a las dosis de siembra en cultivos puros [con una sola especie]. En el caso de las mezclas forrajeras, se han evaluado nuevas variedades y un mayor número de especies en las mezclas. Por otro lado, los cultivos asociados deben compararse con los cultivos monoespecíficos en rotaciones más diversas; también con los cultivos en banda, es decir, que hay varias posibilidades de incrementar la diversidad del sistema agrario en el tiempo y espacialmente. 

 


Asociación de cultivos de trigo y altramuz. /  DIVERSify


¿Los cultivos asociados o mixtos no complican la labor de los agricultores?

Existen, en efecto, barreras que complican el trabajo a los agricultores. Se han estudiado en este proyecto y se buscan vías de resolución. Algunas adaptaciones implicarían inversiones por parte del agricultor, si bien hay que señalar que en este contexto la agricultura de precisión tiene ventajas. Esas barreras están relacionadas con la siembra (tamaño de las semillas, y dosis, profundidades y hasta fecha de siembra diferentes); el manejo de los cultivos (cómo se gestionan los nutrientes y se controlan la plagas, enfermedades y malas hierbas); y la recolección (aunque no parece ser tan problemática si se sincronizan los ciclos bien). La separación de las semillas no es compleja, si bien la cuestión sería, por ejemplo, ¿qué fábrica de harinas estaría dispuesta a incluir un mínimo porcentaje de restos de leguminosa en su producto?; o ¿cuál sería la aceptación de los consumidores?


¿Pueden los cultivos mixtos igualar en ganancias económicas a los monocultivos?

Los agricultores buscan el rendimiento económico, por lo que, si una mezcla contribuye a bajar los costes de producción, aunque disminuya el rendimiento, y el producto tiene mercado, se utilizará. En todo caso, debe considerarse la incorporación de los cultivos asociados dentro de una secuencia de cultivos, es decir, una rotación, y como resaltan los agricultores que han participado en el proyecto, qué ocurre durante la implementación de las rotaciones con la evolución de plagas, enfermedades y malas hierbas.


El apoyo financiero siempre resulta fundamental en la adopción de prácticas más sostenibles.

Los agricultores en este caso exploran sistemas de cultivo que no están tan desarrollados o que entran en mercados no tan consolidados, por lo que incurren en un riesgo. Pueden obtener rendimientos menores o menores beneficios hasta que consigan las mezclas y las proporciones óptimas, pueden tener que invertir en adaptaciones en maquinaria o directamente nuevos aperos, etcétera. También utilizan variedades que se han seleccionado para cultivos puros o monoespecíficos… En mi opinión estas prácticas deberían apoyarse, por ejemplo, a través de los ecoesquemas [ayudas a prácticas orientadas a mejorar la sostenibilidad de las explotaciones] de la nueva Política Agraria Común (PAC). Tal como busca la estrategia De la Granja a la Mesa, el agricultor que incluye cultivos asociados consigue mayor diversidad y puede disminuir el uso de fertilizantes nitrogenados y fitosanitarios; además, cuando los cultivos asociados incorporan una leguminosa puede repercutir en una mayor producción de proteína vegetal, que es otro objetivo de la Unión Europea.


¿Cómo ha sido el intercambio de experiencias con los agricultores participantes en el proyecto?

Lo que se denomina investigación participativa, en la que los agricultores se incorporan a los proyectos de investigación, ha sido y es crucial cuando se exploran estos sistemas de cultivo. Esta colaboración es ya común a los proyectos en agronomía, no puede ser de otra manera. En DIVERSify ha habido 41 ensayos en finca realizados por 35 agricultores con explotaciones en Dinamarca, Gran Bretaña, Austria, Suiza, Portugal, España e Italia. El conocimiento y experiencia de dichos agricultores ha sido transcendental. El trabajo en común ha concluido que los cultivos asociados son una posibilidad real que debe seguir explorándose. Hemos mostrado que se pueden disminuir los daños de plagas, enfermedades o malas hierbas, y la posibilidad de disminuir la fertilización nitrogenada. También se ha creado un clúster de proyectos del Horizonte 2020 sobre la diversificación de los sistemas de cultivos y se están generando conocimientos interesantes. Serán los agricultores los que decidan aplicarlos o no, si bien al final todo depende de los consumidores.

 

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Esta entrevista forma parte del número de junio de 'Savia', el boletín de la ETSIAAB.