Universidad Politécnica de Madrid Universidad Politécnica de Madrid

Escuela Técnica Superior de Ingeniería
Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas

Ingeniería Agroambiental, el grado que prepara para los grandes retos de la lucha contra el cambio climático

En conmemoración del Día Mundial del Medioambiente, analizamos, con su coordinador David Pereira, cómo esta titulación se está posicionando como un referente por ofrecer una visión integral sobre la mejora de la sostenibilidad.


05-06-2023

Este 5 de junio, el Día Mundial del Medioambiente cumple 50 años. En su medio siglo de vida, esta efeméride se ha convertido en una plataforma para la divulgación ambiental y una sacudida a nuestras conciencias sobre la necesidad perentoria de actuar: el tiempo se acaba y la naturaleza se encuentra en situación de emergencia.

Este año, con Costa de Marfil como país anfitrión, la Organización de Naciones Unidas pone el foco en la contaminación por plásticos. Cada año, se producen más de 400 millones de toneladas de plástico, de los cuales aproximadamente la mitad se concibe para una vida útil de un solo uso. Menos del 10% se recicla y se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares. Asimismo, los microplásticos (partículas plásticas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) invaden los alimentos, el agua e incluso el aire.

Este es solo uno de los muchos retos a los que nos enfrentamos en la lucha contra el cambio climático. Y es indudable que, para hacerles frente y frenar el calentamiento global, se necesita un profundo cambio en la sociedad y en los gobiernos y organizaciones, pero también un mayor número de profesionales implicados y formados en este campo. Y para ello, necesitamos titulaciones como el grado en Ingeniería Agroambiental en el que las principales competencias que adquiere el alumnado son precisamente los grandes retos en la lucha contra el cambio climático: por un lado, la resolución de los problemas ambientales que genera la agricultura (la gestión de insumos, la reducción y uso de fertilizantes, la degradación del suelo, la contaminación del agua…); por otro lado, la gestión del espacio rural manteniendo la biodiversidad a través de la utilización de sistemas de información geográfica o teledetección; y, por último, pero no menos importante, la producción de alimentos y todas las tecnologías involucradas en el proceso.



David Pereira, coordinador del grado en Ingeniería Agroambiental


El número de admitidos en el grado en Ingeniería Agroambiental se ha triplicado en los últimos años. En su opinión, esto se debe a que en septiembre de 2021 se celebró la Cumbre de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios y este evento le dio la “visibilidad social” que necesitaba. Y las perspectivas son buenas: se espera que el número de inscritos siga aumentando. “Hace unos años la agricultura no estaba en el debate; ahora está en auge y la tecnología tiene mucho que decir”, sentencia David Pereira. El docente considera que es un sector “súper emergente y de futuro incluso hasta para el más negacionista”. También las empresas están cada vez más concienciadas en este sentido e incluyen los aspectos ambientales en sus principales hojas de ruta presentes y futuras.

¿Y por qué alguien preocupado por el devenir del medioambiente debe estudiar esta titulación? David Pereira lo tiene claro: “El sector alimentario es clave para nuestra sostenibilidad” y el grado en Ingeniería Agroambiental aporta una “visión integral” de todo el proceso de la cadena alimentaria que “es muy interesante”. Considera que “la alimentación, de una manera u otra, es gestora de una parte muy importante del territorio”. Y la prueba de ello, la dan los datos: el proceso alimentario al completo es una fuente importante de contaminación que conlleva un tercio del total de las emisiones de dióxido de carbono. Y no solo en el campo o en la producción y distribución de alimentos también hasta que llegan al consumidor final. Para entender este proceso en su totalidad, David Pereira ofrece un ejemplo muy gráfico: “Dos de los electrodomésticos que más consumen en los hogares son la nevera y todo lo que tiene que ver con su elaboración, como el microondas”.



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Déficit de profesionales

Los datos de inserción laboral de esta titulación atestiguan la “elevadísima empleabilidad”: el 98,8% de los egresados que han cursado el grado en Ingeniería Agroambiental se encuentran trabajando. Son las cifras que ha extraído el propio coordinador de la titulación tras analizar un amplio porcentaje de los perfiles de sus egresados en la red social LinkedIn. Sin embargo, David Pereira lamenta que existe “un déficit de profesionales”. Una de las razones es que se trata de un sector que se encuentra en un momento de “cambio de paradigma y de alta penetración de la tecnología”, lo que está aumentando claramente la demanda de titulados.

Entre los egresados, también es reseñable que casi el 20% de los titulados se encuentra trabajando en proyectos de I+D+i, tanto en el ámbito público como en el privado. La explicación reside de nuevo en la tecnología: se trata de un sector muy demandante de los nuevos avances tecnológicos y el estudiantado está perfectamente preparado para hacer frente a los retos del futuro. Según nos cuenta el profesor Pereira, uno de los puntos fuertes de esta titulación es que el alumnado tiene un amplio conocimiento en sistemas de información geográfica y teledetección para realizar estudios de ingeniería territorial y análisis del territorio.

Nada desdeñable es tampoco el porcentaje de graduados, un 8%, que decide acceder a la administración pública tras finalizar sus estudios, en ministerios como el de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) o el de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO); pero también para ayuntamientos y otras instituciones locales. “Esto se debe a que es un grado que prepara muy bien para las oposiciones”, celebra David Pereira. Y añade: “Los alumnos ya llevan de base aprendidos todos los temas ambientales y tienen un dominio muy grande de la normativa ambiental, que en los temarios de los ministerios ahora mismo son muy importantes”, explica sobre el contenido de las oposiciones.



Campos de Experimentación Agronómica de la ETSIAAB


“A juzgar porque nos los quitan de las manos, los estudiantes salen muy preparados” bromea el coordinador. En su opinión, esto se explica porque: “El mercado laboral ya no demanda un ingeniero hiperespecializado, sino que busca un perfil basado en la versatilidad, que tenga unas bases sólidas y que le permita orientarse hacia varios ámbitos”. Y esta es precisamente una de las grandes bazas de esta titulación. “Es un máster muy versátil: puedes concentrarte en la parte más ambiental, en la más productiva o girar a otros aspectos tan dispares que van desde la biotecnología, hasta la gestión de aspectos protegidos, o el bigdata”, reflexiona el profesor.

Sin embargo, este título quiere seguir creciendo y mejorando. Por ello, los responsables preparan ya una modificación del plan para reforzar tanto los factores de éxito como aquellos aspectos que puedan enriquecer las competencias adquiridas por los alumnos. Es el caso del conocimiento sobre la utilización de sistemas de información geográfica y teledetección, el manejo de sistemas y dispositivos de programación, y una profundización en los contenidos sobre sistemas productivos. Estas temáticas se harán más específicas en algunas de las materias básicas, con asignaturas relativas a estos aspectos desde los primeros cursos de la titulación. También se reforzarán los conocimientos sobre políticas agroambientales.  

En definitiva, se trata de una titulación que puede presumir de tratar temas de rabiosa actualidad y poner sobre la palestra todos los debates presentes y futuros en lo que al medioambiente y cambio climático se refiere. Quizás esta sea la razón por la que, año tras año, no para de ganar adeptos. Y todo apunta a que así seguirá siendo.


Este artículo forma parte del número de junio de 'Savia', el boletín de la ETSIAAB.