Escuela Técnica Superior de Ingeniería
Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas

04-07-2019

Tres minutos. Es el tiempo máximo que tenía para describir su investigación cada participante en el concurso Cuéntanos tu tesis, al que se presentaron en su tercer edición casi medio centenar de estudiantes de doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Y tres fueron también los alumnos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) que alcanzaron la fase final. Además del esfuerzo de síntesis, el reto propuesto exigía emplear un lenguaje claro, libre de jerga científica, de modo que la esencia del trabajo pudiera ser comprensible para una audiencia no especializada.

El certamen, que se celebró durante la segunda semana de mayo, forma parte del programa de formación transversal para doctorado de la UPM. Los participantes se dividían inicialmente en áreas según la temática de las tesis en que trabajan. La más concurrida, con 14 presentaciones, fue la correspondiente a tecnologías agroforestales y medio ambiente. A ella estaban adscritas Ana Guillem, a la que el jurado concedió el segundo premio del concurso, y Guadalupe Hernández, que obtuvo el galardón especial del público. Ambas cursan el Doctorado en Biotecnología y Recursos Genéticos de Plantas y Microorganismos Asociados. También a la ETSIAAB pertenece Iván González, estudiante del Doctorado en Sistemas Complejos, quien resultó finalista del área de tecnologías de la información y las comunicaciones.

Ana Guillem, entre Guillermo Cisneros, rector de la UPM, y Fernando Calle,
adjunto a la vicerrectora de Investigación, Innovación y Doctorado.

“Más allá de haber tratado de explicar en qué trabajo a mi familia o mis amigos, nunca había hablado abiertamente de mi investigación a un público no experto en el tema”, admite Guillem, cuya tesis doctoral versa sobre la mosca mediterránea de la fruta, uno de los principales enemigos de los árboles frutales. Reconoce que la preparación para el concurso le llevó más tiempo del que inicialmente había pensado, “pero mereció la pena el esfuerzo”. La mayor dificultad radicó en resumir una labor desarrollada durante cuatro años en tan solo tres minutos y sin utilizar ningún tecnicismo. “Fue un trabajo costoso a la vez que interesante transformar un discurso que normalmente llevaría terminología química y genética en una exposición sencilla que pudiera llegar a cualquier persona, independientemente de su formación”, explica.

Iván González.

La estrategia que siguió Iván González fue formularse primero “cuál es realmente la idea global” de su investigación, que propone un método para medir cuáles son las características únicas del lenguaje humano frente a otros sistemas de comunicación o señales acústicas. “De alguna forma pensé que si era capaz de resumir la esencia de mi tesis en un par de preguntas, entonces podría plasmarla en una charla de tres minutos”. Fue la parte “más complicada y a la vez interesante” en la preparación de la presentación. “Teniendo eso, el resto ha sido práctica”, afirma.

Guadalupe Hernández, junto al rector Guillermo Cisneros.

Guadalupe Hernández se enfrentaba a un inconveniente particular. El concurso está concebido para doctorandos matriculados al menos en tercer curso y ella es una alumna de primer año. “Quizá esta fue mi mayor dificultad: qué contar cuando aún no tienes nada sólido o ya cerrado”. Pero no se amilanó. “Cuando le di un par de vueltas, me di cuenta que cuando te diriges a un público no especializado, los resultados no son de interés. Lo importante es dejar claro qué estudias, por qué lo estudias y para qué; en definitiva, el impacto de tu investigación”. En su caso, el mensaje que quiso trasmitir, y sin olvidar que “un discurso bien hecho pero mal contado o sin pasión no sirve de nada”, fue que la alergia es “una enfermedad muy importante porque afecta a muchas personas y aún se desconoce su origen”, lo que hace necesario “mejorar los diagnósticos para mejorar los tratamientos”.

Concienciar a la sociedad

Los tres doctorandos coinciden en destacar la importancia de divulgar la ciencia. Para Iván González, los investigadores que trabajan en centros públicos deben tener en cuenta que son los ciudadanos quienes financian su actividad. “No solo tenemos que llevar a cabo esta investigación con responsabilidad y seriedad, sino que debemos ser capaces de utilizar un lenguaje menos técnico para transferir a la sociedad los avances que hacemos”, sostiene. Abunda en esta idea Ana Guillem, quien afirma creer “en la comunicación científica casi más que en los experimentos en sí”. “Uno de los objetivos centrales de todas las personas que investigamos debería ser dedicar tiempo y esfuerzo a acercar nuestros resultados al público que acabará beneficiándose de ellos a corto o largo plazo, y hacerlo con empatía para que puedan entenderse”, indica. Además, se muestra “convencida” de que “esta aproximación ayudaría a concienciar sobre la necesidad de mantener viva la investigación” en España.

Guadalupe Hernández lamenta vivir en un país “donde la ciencia está a la cola de todo”. “Conseguir financiación es desesperante, y para nosotros los jóvenes, para mí, es muy desalentador ver cómo los investigadores principales tienen que hacer mil malabares para mantener a flote sus líneas de investigación y compaginar las mismas con la vida personal”. Ante esta falta de atención, también lanza una autocrítica. “Los científicos pecamos muchas veces de no saber dirigirnos a un público general, e incluso de pensar que no es tan importante acercar nuestro trabajo a dicho público. Sin embargo, es fundamental y debería ser prioritario el ejercicio de divulgación si queremos que los gobiernos nos escuchen y nos coloquen en un lugar prioritario”.

Galería fotográfica del certamen.

Este reportaje forma parte del número de junio de 'Savia', el boletín de la ETSIAAB.

Vídeos con las presentaciones de los doctorandos de la ETSIAAB distinguidos en el concurso